
Cuando llego ya se fue. Y cuando me voy, me pisa los talones. Lo veo en cualquier sitio.
En las costaneras camina lo más cerca posible del agua. Lo pierdo entre las luces de los autos que no cesan de pasar.
En las playas, en cualquier estación, se confunde con la sombra de las palmeras, de los tamariscos, de las sombrillas. Se deshace a cada rato en la espuma. Nunca dejará de retornar.
En las calles de cualquier ciudad. En las rutas a cualquier latitud. De noche o en plena mañana. Al caer el sol. Al hervir el mediodía. Cualquier instante indica su llegada.
Su voz y su idioma suenan como la respiración.
En las costaneras camina lo más cerca posible del agua. Lo pierdo entre las luces de los autos que no cesan de pasar.
En las playas, en cualquier estación, se confunde con la sombra de las palmeras, de los tamariscos, de las sombrillas. Se deshace a cada rato en la espuma. Nunca dejará de retornar.
En las calles de cualquier ciudad. En las rutas a cualquier latitud. De noche o en plena mañana. Al caer el sol. Al hervir el mediodía. Cualquier instante indica su llegada.
Su voz y su idioma suenan como la respiración.
R
1 comentario:
Siempre es tan lindo leerte.
No pierdas la memoria, no podrías ver rojo a través del vidrio, no podrías ver azul. No pierdas la memoria, porque sino el otoño seria solo un pasar sin hojas por el año. Y con memoria es bello, es la estación casi perfecta para esta ciudad.
Las nostalgias no siempre son buenas, pero ese es otro tema.
saludos
Publicar un comentario