domingo, 30 de noviembre de 2008

Ni frío ni caliente




Voy a lo de mi hija y tengo que llevar cervezas, pero en este barrio tan cool ya no hay almacenes y los kioscos cumplen con el reglamento; no nos olvidemos que la gente votó a Mauricio.
Llegué tarde, así que el resto de los invitados ya estaba desparramado por ahí. G, especialista en floricultura, música y diseño, cuenta con múltiples recursos -para fortuna de todos nosotros (queremos un buen futuro para la Nena)-. Y nos conecta con un delivery de bebidas; los pibes del boliche se tomaron su tiempo para estudiar el plano del barrio como para llegar seguro y nos trajeron calmantes para la sed.
Con el estómago vacío a veces el alcohol, aunque sea el de la inofensiva cerveza blanca, puede caer mal. ¿Y vos que pensás? En lo de tu familia siempre algo para picar hay.
En lo de la tuya, porque en lo de la mía [seré justo, en lo de esta parienta en particular] la onda es cuidarse. Con unos palitos y una tabletita de chocolate te asegurás una alimentación balanceada y no necesitás un equipamiento de electrodomésticos demasiado sofisticado para hervir, freír, hornear y ese tipo de actividades alienantes. Algunos palitos había.
Yo creo en los dioses. Y la diosa salvadora de humanos al borde del desquicio estaba, pero durmiendo. Como antes de irse a dormir quiso comer milanesas de pollo, su deseo hizo que pudiéramos picar cuadraditos de milanesa con una exótica mostaza de gusto rubio como la dueña de casa.
Comer da sed y cuando hace calor lo frío nos reanima, por eso bebemos frío. Pero en una casa donde la gente se cuida, no se excede. Y bebe tibio.
Lo que pasa es que lo que la Nena no tiene es heladera, con la entibiadera se arregla fantástico. G, maestro de las proporciones, razonó: “la heladera es a esta entibiadera lo que todo freezer o congelador es a cualquier (otra) heladera”.
Habiendo tantas relaciones sociales disponibles para establecer con la gente, a mí se me ocurre la paternidad. Tengo que reconocer que educada y agradecida es la Nena, porque invita a su casa. No te recrimina demasiadas cosas aunque de algo, siempre se queja. Con su lógica de “chica siglo XXI” te marca los puntos y la cerveza te la da tibia.
Es igual a la madre, a la que chicanea todo el tiempo por eso mismo.
Postre no hubo porque la tabletita de chocolate, con el calor que hacía era mejor ignorarla.
G, se llevó todos los premios. Y debe haber tomado la única cerveza que llegó a estar un rato en la heladera.
R

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